28/1/07

Destino Metro: Transporte urbano


Existen muchos tipos de viajes. Viajes a través del agua, del aire, de la tierra o del mar y todos absolutamente todos van cargados del maletas que rebosan de impaciencia. Impaciencia por llegar a un destino.


Pero existen otro tipo de viajes que son los que habitualmente realizamos de manera inconsciente, como algo que forma parte de nuestra rutina diaria. Mi rutina llega todos los días a las 8:45 de la mañana y se llama metro.


He viajado en infinidad de metros: Bilbao, Madrid, Valencia, Paris, Londres, Brasil...etc. Sin embargo y aunque los colores de las líneas me desorienten debido al cambio, hay algo que pone en común tanta distancia. Si trazásemos un línea uniendo todos los países del mundo nos daríamos cuenta que existe algo en común entre tantas diferencias de costumbres y culturas: Nuestro comportamiento a la hora de ir en un metro.


El metro es un viaje de reflexión, de estudio, de esa falta de tiempo para sentarnos a leer la novela que hace tiempo dejamos a medias. En ocasiones el metro se convierte en ese pub donde cruzamos miradas con ese chico del jersey verde o donde nos hartamos de reír desconectando de un duro día de trabajo.


Hay días que llueve sin parar y no sé porque razón todo el mundo anda con el paraguas como Darth Vader en pleno combate con Luke Skywalker. Se crea el típico vaho, consecuencia directa de la cantidad de gente que se acumula esos días y se crea una atmósfera muy propia de una sauna o un baño turco.


Sin embargo existe cantidad de veces en las que el libro se te olvida, en la boca del metro no quedaban más periódicos gratuitos, no te has encontrado con nadie conocido y entonces, es en ese momento cuando te dedicas a observar la vida que hacen los demás en este medio de transporte.


Por cuestiones de despiste las ocasiones en las que se me suelen olvidar el i-pod o el libro en casa superan el 50% de las veces y dado mi aburrimiento he tomado por costumbre jugar a imaginarme la vida que llevaran las personas que en ese momento observo.

Al final y aunque no os lo creáis es un buen ejercicio mental para ejercitar la imaginación. Son historias sorprendentes. Historias que jamás leerías en esa novela que dejaste olvidada en casa, novelas con protagonistas de carne y hueso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El metro... se podrian escribir libros enteros sobre él. Yo también soy de las que, en cuanto viaja sola, observa a la gente intentando imaginar las historias que hay detras de cada uno y seguro que darían para mucho más que un articulo.

Me ha gustado mucho tu entrada, porque no soy Iñaki Esteban ni tengo boli rojo, sino te lo llenaba todo de vistos buenos y un MUY BIEN con letras mayúsculas ;)

Si por lo que sea no consigues un puesto en Madrid Directo hablando sobre "la tortilla más grande del mundo" siempre te quedará un huequito para contar tus historias en la red, seguidores no te faltan :)

Un beso!

P.D. Vamos a redactar un montón!!!!

Anónimo dijo...

ME GUSTA Y ESTOY DE ACUERDO CON LO QUE COMENTAS ,YO TAMBIEN HE OLVIDADO EL LIBRO ALGUNA VEZ Y ES SORPRENDENTE LO QUE PUEDES CONTAR AL TERMINAR EL VIAJE EN EL METRO ,CADA DIA UNA HISTORIA DIFERENTE Y UNA GENTE QUE CAMBIA CONSTANTEMENTE Y CORRE Y CORRE .A VECES PIENSO QUE NO SABEN NI A DONDE VAN PERO ESO SI ,PRISAS Y MAS PRISAS.