26/12/06

Destino Caribe: St. Marteen

Que placer es viajar al mas puro estilo caribeño. En una mano el daiquiri de limón y en la otra un pai pai que amaine el calor agotador que deja la humedad. La isla de St. Marteen para quien no la conozca, esta situada en el Mar caribe cerca de la isla de Puerto Rico. Dividida en dos zonas, una francesa y otra alemana, St. Marteen es el paraíso para los amantes de la naturaleza. Podemos perdernos en la selva y quedarnos perplejos con el tamaño de la hoja en un helecho o disfrutar bronceándonos en una de sus playas.

La música reggae y ese olor intenso a bronceador solar, invaden las calles y te sientes tan involucrado que ni corto ni perezoso te animas con un peinado arriesgado, sin tener en cuenta que el color de tu cuero cabelludo es tan blanco, que el sol puede hacer que te conviertas en un ampolla de grandes dimensiones.

Recuerdo ahora, un bar cercano al hotel, Cherrist Bar. Cada noche bajaba a disfrutar del espectáculo que unos “martinicos” nos ofrecían a base de música y baile. Sonaba “Hule pechocha”, la canción del verano. Acompañada de unos coros a golpe de ladrido, la gente disfrutaba de la noche caribeña.

La capital, Philipsburg, es una pintoresca ciudad donde se venden
artículos a la mitad de precio. Dolce Gabbana, Loewe, Tomy Hilfiger..etc, son algunas de las firmas que puedes encontrar en esta pequeña ciudad de cuento.

Saint Marteen es conocida también por la isla de los pintores, sus colores han sido siempre una fuente inagotable de inspiración para muchos artistas que han elegido este paraíso para hospedarse.

Lo bueno de viajar hasta St. Marteen es tener tan cerca, cantidad de islitas preciosas para conocer. Martinica, St. Jones, Puerto Rico, St. Tomas, Angilla....etc. Visité una por una, cada una de estas islas y sin duda la mas bonita es Angilla. Creo que si alguna vez me imagine un paraíso no debía distar mucho de lo que veía en ese instante. Y es que Anguila, es la isla protagonista de ese encuentro amoroso entre Brooke Shields y Christopher Atkins en la película titulada “EL Lago Azul”.

Si tenéis algo de dinerito ahorrado y necesitáis un espacio para una reconciliación amorosa, Saint Marteen, es el lugar perfecto para compartir no solo la toalla, sino alguna que otra aventura, deportes acuáticos y espectaculares atardeceres.

2 comentarios:

Andall dijo...

Es un buen plan para una reconciliación el que propones, Maca, y entiendo que esta escapada al Caribe no podía llegar en un momento mejor que este gélido diciembre. Gracias.

También me has hecho revivir mi viaje a Hawaii, durante el que, al igual que tú, me fui de 'Island Hopping' pero por el archipiélago yankee del pacífico.

En la multicolor isla de Maui la gigantesca vegetación te hacía sentir del tamaño de un ácaro. En la volcánica Big Island podías caminar por laderas cubiertas de lava cristalizada que se iba rompiendo a tu paso y desde las que se veían ríos de magma recién salido del Kilauea que iban a morir al océano. Y en una variopinta Oahu era donde el mito de Honolulu y las playas de Waikiki se desmoronaba al experimentar la absurda sensación de estar ante un anabolizado Benidorm nipón. Un 'pero', éste último, en medio de la sobredosis de colores, luces y sonidos que te ofrecía la costa norte de la isla y te dejaba ojoplático y encantado.
En cualquier caso, pienso que las islas siempre sorprenden. Siempre encuentras algo imposible de hallar en el continente.

Espero con ansia la próxima escapada. A ver qué nos propones.

Muxus.

Anónimo dijo...

Jejeje, Maka gracias por trasladarnos de una forma tán bonita otra vez a aquellas semanas tán divertidas que pasamos en el paraíso terrenal. Leyendo el artículo me ha venido a la memoria el catamarán que nos llevaba a Anguila con el daiquiri en la mano y la música caribeña de fondo mezclada con las arcadas y los comentarios de "eh marinero, siempre a favor del viento...". jujujujur, ¿y que me dices de los aperitivos en la piscina con el culo a remojo y la espalda achicharrada del sol? ¿y de los tirones a la sombra del cocotero?. Cómo olvidar esos lugareños que nos dejaban las caderas desgastadas y la cara roja bermellón de la vergüenza que pasabamos...

Bueno mi niña, lo dicho muchas gracias por recordarnos esos momentos tán divertidos e irrepetibles que pasamos todos allí...

A los que no hayan ido, recomiendo que hagaís caso a la autora del blog, ahorreis un poco y os paseis por este rincón del mundo en el que desconectar y pasarlo bien es lo que se "estila".